17 feb 2013

CAPITULO 9: DE CUZCO A PUNO

Un nuevo día en Perú y un nuevo madrugón. En esta ocasión era porque nuestro transporte partía a las 7:00 AM. Se trataba de un bus que nos debía de llevar desde Cuzco hasta Puno a orillas del mítico Lago Titicaca. Para este recorrido hay varias opciones. Hay un tren turístico, del estilo al que va a Machu Pichu, los buses normales, donde compartes asiento con la gente local y luego está el bus turístico. La diferencia está en que el bus turístico, conocido como Inka Express, tiene la ventaja de ser un bus más cómodo que los clásicos transportes públicos locales y de que tiene varias visitas turísticas guiadas. Además en el bus te sirven algun que otro tentempié y tratandose como se trata de un viaje largo, es casi que la mejor opción.

Iglesia Andahuylillas

Partimos de Cuzco y desde el autobús acerca uno a hacerse una idea de lo extensa que es esta ciudad. Es muy curioso el contemplar el día a día de las gentes del Perú en los barrios humildes; los escolares dirigiendose a clase, mujeres saliendo a comprar o las gentes trabajando. Algo que solo puedes hacer cuando uno se aleja de los barrios turísticos y se acerca a los extrarradios, allí donde vive la gente corriente.

Niños jugando en Andahuylillas


La primera parada de nuestro bus turístico es Andahuaylillas, a los pocos kilómetros a las afueras de Cuzco, donde dicen está la Capilla Sixtina de Suramérica. Nosotros nos topamos con dos inconvenientes para visitar la Iglesia de esta localidad. El primero, que está en obras y el segundo que no nos iban a dejar hacer fotografías, así que decidimos dar una vuelta por el pueblo... en el que no hay absolutamente nada. Así que nos dedicamos a curiosear por los alrededores.

Ruinas en Andahuaylillas

Cuando los compañeros vuelven de la visita guiada, montamos en el bus. A pesar de la Inca Cola y del café de la mañana, yo estoy muerto de sueño. Así que me dedico a dormir en lugar de a contemplar el paisaje, como hago normalmente. Me encuentro muy cansado y embotado, como cuando estas con los síntomas de la gripe. Así que el camino hasta Raqchi, me lo paso durmiendo.


Raqchi

Raqchi es un yacimiento arqueológico Inca curioso, ya que es el único en el que esta civilización empleó el ladrillo de adobe en lugar de la piedra. Es curioso y como tal, estuvimos un buen rato recorriendolo y fotografiandolo, bajo un sol de justicia. Al término de la visita, aprovechamos para comprar algún recuerdo de cerámica artesanal en un mercadillo que había en la plaza del pueblo. A parte del yacimiento, esta parada también te dá como para hacerte un retrato robot de como es la vida de los campesinos en Perú.


Raqchi

Volvemos al bus y vuelvo a dormir. Cada vez me duele más la cabeza y tengo más sueño. Así que el bus me sirve como para descansar, pero se me hace tremendamente pesado. La siguiente parada es Sicuani, a la hora de comer. Un buffet-libre, donde no había demasiado surtido, amenizado con música en directo. La comida no era muy allá, aunque uno podía repetir las veces que quisiera. Además, habían cortado el agua y los camareros tenían que andar llevando cubos a los servicios, lo que hacía que uno se preguntara como demonios fregaban allá los platos...


Raqchi

Vuelta al bus y vuelta a dormir. Plusmarca personal. Yo normalmente me basta una coca-cola para no pegar ojo en dos o tres días. Sin embargo, hoy la puedo ingerir por litros. En cuanto llego al asiento, me quedo tieso. El paracetamol calma los dolores de cabeza, pero no el agotamiento. Es definitivo, estoy cogiendo un buen trancazo.


La Raya


La Raya
La siguiente parada del bus es tal vez la que más me gustó; el paso de La Raya. Un puerto de montaña, en mitad de la nada a la friolera de 4.335 metros sobre el nivel del mar. Es lugar sobrecogedor. Uno no puede evitar pensar en los Conquistadores. En que pasaría por su cabeza cuando cabalgaran por estos páramos perdidos de la mano de Dios en busca del famoso "El Dorado". Aquí no hay agricultura que sobreviva. No se ven poblacones en kilómetros a la redonda y los pocos poblados que se ven, se limitan a cuatro chabolas de adobe donde cuidan de famélicas vacas y desgarbadas alpacas. No hay nada en los alrededores, salvo las imponentes cumbres nevadas de los Andes... y por supuesto, algo que no puede faltar en cada lugar de parada turística; el mercadillo artesanal.

La Raya


La parada es breve. Volvemos al bus y vuelta a dormir. La última parada se produce en Pukara, donde al parecer hay un apasionante museo de la cultura pre-incaica... aunque la sensación que dá al bajarse del bus es que va a ser un truño, como así nos confirman más tarde los compañeros del bus. Nosotros nos dedicamos a visitar otro pueblo en mitad de la nada, donde no hay nada. Sin duda, a uno le pica enormemente la curiosidad por saber de que vivirán las gentes de por aquí, por que el lugar recuerda mucho aquella canción de Duncan Dhu "En algún lugar de un gran país". La tierra parece estar condenada a no crecer nada en ella y sus gentes condenados a vivir en la miseria.

Pukara
Sin embargo, el viaje en bus se tornaría emocionante donde menos los esperábamos, o donde al menos, yo lo esperaba menos; al aproximarse a Juliaca. Juliaca es una de las ciudades más grandes del Perú a orillas del Lago Titicaca, aunque desde el bus aún no se divisa este. La emoción llega porque aquí es donde de verdad se aprecia la miseria y la pobreza del país... Casas a medio construir, suciedad por todas partes, coches abandonados, basura amontonada por todas partes. Es la verdad que no te cuentan.  Porque uno asume cuando visita un lugar como Perú que puede encontrar miseria, pero desde nuestras comodidades creemos que la pobreza va a ser una especie de decorado de cine, que se podrá contemplar y que podremos ser ajenos a ella. Tal vez en un tour turítico guiado sea así, pero cuando viajas a tu aire y te entremezclas con el ambiente real, constatas que no es un decorado que forma parte del paisaje. Es algo real, tangible que se puede tocar y sentir. Es mucho más impactante de lo que uno pueda imaginarse. Por eso, de ese día, lo más emocionante fue sin duda ver el extrarradio de Juliaca.

Juliaca
A pesar de lo emocionante, el bus no se detiene en Juliaca... afortunadamente, por que la zona no tiene pinta de ser demasiado segura...Continua hasta Puno, la parada final. Nuestro guia nos advierte de que en pocos minutos vamos a contemplar por primera vez en nuestras vidas el Lago Titicaca... Y al fin, tras coronar una pequeña colina, asoma la carretera a la inmensisdad del mítico Lago Titicaca. La primera sensación es de inmensidad. Como el que mira el mar, la vista se pierde en el horizonte azul. 


Lago Titicaca

El bus, finalmente llega a Puno, con el Lago al fondo, atraviesa la ciudad que tiene la típica estampa de ciudad sudamericana. Esto es el altiplano real. Es una imagen de ciudad muy distinta de Cuzco, que es mucho más turística. Bajamos del bus y el olor es penetrante. Como el que hay en los puertos de mar, cuando han estado subastando el pescado. Es un olor desagradable, al que tendremos que acostumbrarnos. Camino del hotel, hay un mercado tradicional sobre unas vías de un tren que hace muchos años que dejó de transitar. Todo es muy real, muy distinto. Esto es Perú.


Puno


Al llegar al hotel, descansamos un poco y nos damos una ducha. Preguntamos en recepción y nos indican la zona de los restaurantes. Tras una primera selección, entramos en una pizzeria donde comimos bastante bien. Sin embargo, yo sigo encontrandome bastante mal y quiero irme a la cama. Espero que otra dosis de paracetamol y una noche en cama me recuperen para mañana. Hoy no puedo más.

Puno

Volver al índice
Ir al capítulo siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario