12 feb 2013

CAPITULO 8: MACHU PICHU, LA 4ª MARAVILLA DEL MUNDO MODERNO (2ª PARTE)

Detalle de la Roca Sagrada
Tras una lenta bajada, regresamos a Machu Pichu, donde Marta y Roger nos esperaban. Estuvimos descansando un rato junto a la Roca Sagrada, un enorme monolito de granito tallado con la forma de las montañas que rodean el recinto, en una plaza donde se asegura que se hacían rituales sagrados. Toni está empezando a sentirse realmente mal y no está precisamente disfrutando de Machu Pichu, con las ganas que tenía de estar aqui.... 

Relax en Machu Pichu

Después de contemplar como los jóvenes locales sienten fervor por fotografiarse con los turistas (en esto los japoneses son un trofeo muy codiciado) iniciamos nuestro recorrido, ahora sí, por las ruinas del recinto de Machu Pichu. Lo primero que te sorprende, más allá de la conservación del mismo, es lo grande que es. No se trata de unos cuantos muros de piedra que ha resistido el paso del tiempo. Se trata de una ciudad al completo que ha permanecido intacta 500 años. Un verdadero milagro. Aun no se sabe como, sobrevivió al expolio colonial español, seguramente por su ubicación inverosímil, y su legado ha perdurado hasta hoy. Es el mejor exponente de una cultura como la Inca, que no conocía la escritura ni la rueda, pero que era capaz de tallar rocas de forma milimétrica para construir edificaciones milenarias y que dominaban la agricultura y la astronomía mucho mejor que sus cohetáneos europeos.

Roca Sagrada

Del recinto solo puedo hablaros maravillas. Cada rincón es increible. 100 detalles que no te puedes perder, como la Plaza Sagrada, donde se ubica el Templo de las Tres Ventanas, El Templo del Cóndor, El Templo del Sol, La Escalinata de las Fuentes, o la Piedra Intihuatana, en Quechua "Piedra donde se amarra el Sol", desde donde se supone que los Incas observaban al astro Rey. Esta piedra tiene la curiosidad de que cada una de sus aristas está perfectamente alineado con un punto cardinal. Si vais hasta la piedra, hacer la prueba con un móvil. La pena es que la visita fue express y solo con hombres. Toni estaba realmente enferma y Marta se ofreció a acompañarla mientras nosotros emprendíamos un Tour fotográfico a toda velocidad.



Para cuando nos reunimos, Toni estaba en las últimas. A la entrada de Machu Pichu hay un Centro de Salud, privado por supuesto, al que fuimos para que atendieran a Toni. Allí había un par de turistas a los que la altura y el sol les había jugado una mala pasada. Y ser el único médico en kilómetros a la redonda, tiene un precio. Precio que querían hacer pagar a precio de oro a un turista americano que estaba pegado de español. Marta se ofreció a hacer de intérprete y renegoció el abusivo precio que le querían cobrar. Ese detalle tal vez nos ayudó a nosotros a la hora de entendernos con la cuenta. La atención en general fue bastante buena por parte del médico y enfermera. Toni tuvo varias diarreas y le proporcionaron medicamentos para aliviar el dolor. A la hora de pagar, se quedaron una copia de nuestro seguro médico (Mapfre) y no nos pidieron ni un solo Sol .


A esas alturas, ya hacía rato que habíamos descartado des-hacer el Camino del Inca. Fuimos al bus, donde Roger se había pegado una hora de cola para pillarnos el sitio, y volvímos a Aguas Calientes. La llegada a Aguas Calientes no pudo ser más espectacular. Toni se baja del bus, anda 5 pasos y se pone a vomitar. Menudo caño echaba la pobre por la boca. Tan increible era la cosa que los niños locales se congregaban alrededor de ella mirandola asombrados, con esa curiosidad de los niños cuando ven algo espectacular por primera vez.

Templo de las Tres Ventanas

El vómito sentó de maravillas a Toni, que estaba en las últimas. Regresamos al hotel para retirar nuestras mochilas. Eran poco más de las 4 de la tarde, pero llevabámos 12 horas prácticamente en pie. Había cansancio y hambre. En el camino que va del bus al hotel pudimos constatar de nuevo que este pueblo es una mini-Andorra en mitad de los Andes. Todo son tiendas de souvenirs, hoteles y restaurantes.

Roca Sagrada II

 En nuestro hotel preguntamos si podemos comer. Total, hasta ahora la atención había sido buena y la familia que lo atiende, además de humilde era bastante agradable. Así que nos pusimos a comer. Toni pidió un poco de sopa, más para hidratarse que porque tuviera hambre y nosotros nos dedicamos a comer a mesa y mantel, bebiendo nuestro primer pisco-sour y enviando a todo Dios las fotos del día de Machu Pichu. También comentando lo increible del lugar y las curiosidades del mismo.


En la sobremesa, entablamos conversación con el dueño del hotel y nos explicó que en realidad, Machu Pichu es la cara y la cruz del Perú. Un monumento como este atrae a los turistas en masa, pero la UNESCO ha limitado el aforo, de tal forma que nunca llegará al millón de visitantes anuales. Así que ya saben cual es la cantidad de turistas que el país recibirá cada año. Porque nadie entiende una visita a Perú sin ver Machu Pichu. No es igual que en España donde, por ejemplo, la Alhambra tiene el mismo aforo, pero hay millones de turistas que vienen hasta aquí y no la visitan. Nos explicó también la fuerza que ejercen las compañías de tren para que no se construya una carretera hasta Aguas Calientes desde Ollantaytambo, ya que eso acabaría con su monopolio.

Roca Intihuatana
 Tras la ilustrativa charla, pasamos la tarde en Aguas Calientes. Teníamos asientos en el último tren, así que teníamos 3 largas horas para estar allí... y allí no hay demasiado que hacer. Hay unas termas que no visitamos, ya que Toni no se encontraba con fuerzas ni ganas y pasamos la tarde sentados en un banco charlando, descansando y observando a los lugareños y turistas, con alguna que otra visita de Toni al baño... Menudo día pasó la pobre!!




Al final de la tarde fuimos hasta la estación del Tren y embarcamos. Como estabamos rendidos, no tardamos en dormirnos, así que aunque el viaje es largo y tedioso (de noche no se puede observar el paisaje) no se hizo demasiado pesado. Al llegar a Ollantaytambo, nuestro plan para no perder el Combi consistió en que Roger y Marta reservarían los asientos mientras yo iria con Toni, que apenas se sujetaba en pie. Así lo hicimos. Roger corrió para asegurar 4 asientos en una furgoneta de las que en España son de 9 plazas, donde calculo iríamos 20 personas, eso sí, cada una con su asiento tamaño quechua individual y sin espacio para los macutos apenas. Antes de montar, Toni aprovechó para confirmar que la sopa tampoco le había caido bien y por donde mismo había entrado el caldo, salió.




El viaje es una aventura. Los combis compiten en velocidad por ver cual es el primero que llega a Cuzco, con las bondades de conductores suicidas que ya he descrito en los capítulos anteriores. Lo que si resultó interesante es la calidad de la música en las emisoras de radio peruanas. Especialmente Ozono FM. Música de Oasis, Nirvana, Queen, INXS, David Bowie, Police,... ojalá emitieran en España... Ya en Cuzco, tomamos un mini-taxi que era poco más que una caja de cerillas con ruedas y regresamos a nuestro Hotel, donde lo único que hicimos fue despedirnos y meternos en la cama, pues al día siguiente, tocaba de nuevo madrugar. 

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