17 nov 2012

CAPITULO I: LIMA EXPRESS Y CUZCO BAJO LA LLUVIA (1ª PARTE)

Sin duda, este era el viaje más especial. Lo era por todo lo que rodeaba al viaje... era nuestra luna de miel e ibamos a cruzar el charco. Era también el viaje más largo, 28 días, e ibamos a cumplir un sueño, como era ver Macchu Pichu... y sin embargo, no había ni rastro de nervios, ni de emoción previa, ni nada de nada. Tal vez estaba demasiado agotado. Tal vez en la boda gasté toda mi capacidad para emocionarme. No lo sé. Solo se que el viaje hasta Barajas, lo pasé como en una nube recordando el que, de momento, es el mejor día de mi vida. Pasé el trayecto dando las gracias a todo el mundo, entre facebook y whatsapp por el día que había pasado. Jamás pensé que pudiera ser tan especial eso de casarse... Así que cualquier atisbo de nervios, emoción o ansiedad estaban desaparecidos por completos.

Madrid nos recibió con lluvia. Cenamos algo en el McDonalds, junto a mi cuñado Dani, que regresaba a Chile, y nuestros compañeros de fatigas. Una vez más, mi prima Marta y su esposo Roger eran los acompañantes de lujo. Y una vez más, volábamos por separado hasta Lima. Supuestamente, nuestro vuelo llegaría 35 minutos antes que el de ellos, pero otra vez más tuvimos mala suerte. Air Europa retrasó nuestro vuelo 1h35' por... ¡¡¡no tener piloto!!!. Por momentos creí que no volábamos.

Del vuelo poco os puedo contar. Estuvimos tan cansados que las 11h se pasaron, nunca mejor dicho, volando. Dormir y comer... Eso es vida!! Así que con igual retraso que despegamos en Madrid, aterrizamos en Lima. Tanto dormimos en el vuelo, que un formulario de entrada al país que hay que presentar en la aduana, y que entregaron a todos los pasajeros en el avión, a nosotros no nos lo dieron. Se ve que les dimos lástima a los asistentes de vuelo viendonos dormir, que prefirieron no despertarnos. Así que al llegar a Lima, en el control de migraciones, tuvimos el primer problema. No nos dejaban entrar al país. Afortunadamente, el entuerto se resolvió rápido, no sin antes pasar un buen susto. Nos facilitaron un impreso y lo rellenamos. Nos sellaron la página 8 del pasaporte y nos dieron otro documento para presentar a la salida del país.

Aeropuerto de Lima



Marta y Roger nos esperaban entre bromas. Recogemos los bártulos y cambiamos a la hora peruana. Ahora son las 6 de la mañana. Nuestro vuelo a Cuzco sale a las 12... así que ¿que hacemos entretanto? Miramos de adelantar el vuelo sin suerte y Roger propone hacer una visita express a Lima, la gran descartada en nuestro viaje.

Dicho y hecho. Nos disponemos a visitar Lima. Primero facturamos el equipaje, por si llegamos con la hora justa. Después tasamos el tiempo que tenemos. Hay que estar en el aeropuerto a las 11h y entre pitos y flautas son ya casi las 8. Salimos del aeropuerto y una marabunta salvaje de taxistas, como hienas ante una gacela herida, se tiran a por nosotros, a ofrecernos sus servicios.

Todavía no me he acostumbrado y me sorprende. Evitamos hacerles demasiado caso, aunque acosan de una forma increible. Se insultan entre ellos, y casi sin querer, el trabajo de regateo, lo hacen ellos por ti... El primer precio, 80 soles por llevarte al centro, enseguida hay quien te lleva por 70. Pronto el precio está en 60, en 50... y bajan hasta 40. De ahí no se mueven en el precio... pero siguen agobiando... así que buscamos refugio en el aeropuerto, donde tienen vetada la entrada.

Extrarradio de Lima

Ahi intentamos organizarnos. Se acercan hasta nosotros otros taxistas. En esta ocasión, son taxistas oficiales. Nos advierten de los "peligros" que conlleva contratar taxistas extra-oficiales y se ofrecen a llevarnos. Les contamos el plan. Queremos hacer un city-tour por Lima. Que nos lleven al Centro, nos esperen mientras curioseamos o bien que regrese al aeropuerto y que nos recoja a una hora concreta. Cerramos el precio: 80 soles. Es decir, el taxi oficial nos cobra igual que el pirata.

Nos vamos hacia el taxi. Los otros taxistas nos increpan. A nosotros y al taxista. Subimos a un Toyota viejo y nada más salir del aeropuerto, topamos con el primer flash del viaje. La caótica Lima. Una aglomeración ingente de carros, todos viejísimos, metidos como a presión entre los carriles, arcen y casi aceras de la Avenida de Argentina. Un espectáculo que miramos con asombro. Aprendemos la primera lección: en Perú, la preferencia siempre la tiene el que toca el claxon primero. Nada de semáforos, ceda el paso, stops (que aquí son alto) o salir por la derecha. Si pitas antes que el que viene, pasas tu. Así que lo más interesante de Lima, sin duda, era el tráfico.
 
Tráfico de Lima


Tras 40' más divertidos que una montaña rusa, llegamos al Centro. El taxi nos deja justo al lado de la Plaza de Armas. Viendo el tráfico, pactamos que nos rocogerán  a las 10:20.  El día es nublado... aunque nos dicen que es más culpa de la contaminación que de las nubes. Paseamos por su Plaza de Armas, que está flanqueada por la Catedral y el Palacio del Gobierno.  A la Plaza de Armas le estaban dando una remodelación a los jardines, para rendir homenaje al Día del Cáncer de mama. Todo un detalle. Vamos callejeando hasta el Convento de San Francisco. Todo nos deja que ni fú ni fá. Una ciudad más. Desde el convento, llegamos hasta el Parque de la Muralla, donde hay una imagen que si nos llama más la atención... la típica imagen de ciudad sudamericana con las laderas plagadas de casas de adobe. Hacemos algunas fotos y emprendemos el regreso hacia la Plaza de Armas. No hay mucho más que ver. Si acaso los balcones coloniales de la época de la conquista española y algunos portales de la época que se conservan en algunas callejuelas. Poco más. En ningún momento nos salimos de la zona que en el mapa nos pintaron como "zona segura", y que estaba plagada de policias. Como no hay mucho más que hacer y aún tenemos media hora, vamos a comer.

Palacio del Gobierno


Catedral de Lima


Vista de Lima desde el Parque de la Muralla


Paramos en un letrero que nos advierte que podemos desayunar por 5 soles. El sol está al cambio a 3,14. Es decir, por cada euro, te dan 3,14 soles, a, aunque en el aeropuerto,nos hicieron el cambio a 2,90. Es decir, que podíamos desayunar por aprox. 1,6€ y considerando que el desayuno local incluye zumo, café XXXXL y un plato a elegir, es un preciazo.

Desayuno peruano

Compartimos dos desayunos a  tortilla, sudado de pescado y mucho arroz hervido junto a dos cafés. Una curiosidad, es que al pedir los cafés, nos trajeron dos vasos de tubo llenos de agua caliente y una jarrita de café puro concentrado. Para los que nos gusta el café, decir que era uno de los mejores cafés que he porbado. El desayuno de los campeones estaba servido. Tocaba volver al aeropuerto.

Zona segura  de Lima

Esperamos en el punto acordado al taxi. Entre tanto llegaba, pasaron más de 100 taxistas que se ofrecieron a llevarnos. Esta sería la tónica de todo el viaje. Si te parabas en una acera, cualquier taxista que pasaba te pitaba y se ofrecia a llevarte. No, pillar un taxi, no iba a ser ningun problema en Perú.


Con algo de retraso llega nuestro taxista y nos devuelve al aeropuerto. El tráfico de Lima está un poquito más descongestionado. La contaminación y el ruido siguen igual. Llegamos al aeropuerto, pasamos el control de seguridad y nos dirigimos a embarcar. Cuzco, la capital de los Incas nos espera...


Volver a la página principal                                    Ir al Capitulo siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario