18 nov 2012

CAPITULO 2: LIMA EXPRESS Y CUZCO BAJO LA LLUVIA (2ª PARTE)

Lima se ve distinta a vista de pájaro. Todo lo que es frío desde el suelo, es emoción desde el cielo. Tras curiosear un rato por las tiendas del aeropuerto, subimos al avión de la línea aerea TACA, que nos llevaría a Cuzco, no sin antes comprobar la parsimonia peruana, ya que  nos tuvieron 15 minutos metidos en el bus que va desde la puerta de embarque al avión sin saber muy bien porqué.

Como he dicho antes, desde el cielo, Lima tiene otro color. Claramente se ve como está como metida a presión entre el Pacífico y los Andes. La presión demográfica en Lima es cada vez mayor y el espacio, claro está, cada vez es más pequeño. El aeropuerto está prácticamente metido como una casa más en el distrito de Callao y las casas y chabolas de adobe se pieden en el horizonte. El avión toma altura, pero los Andes están ahí... Son cumbres que van de los 5.000 a los 6.000 mts sobre el nivel del mar. Así que si el avión vuela normalmente a alrededor de 9.000 mts de altitud, la sensación es casi la de un vuelo rasante.

Y sobrevolar los Andes a estas alturas es un espectáculo. Es una cordillera que atraviesa suramérica como si fuera una cremallera. Imponente, majestuosa y elegante, sus cumbres emergen sobre las nubes y sus cumbres nevadas hace que no puedas apartar los ojos de la ventanilla durante el trayecto. Por si fuera poco, la aerolinea nos sirvió un tentempié en pleno vuelo, un sandwich con bebida a elegir y bombón de postre. Así que desde el cielo, por primera vez, probé la cerveza Cuzqueña.

El avión sobre los Andes
El piloto además, tuvo el detalle de sobrevolar Machu Pichu y el Valle Sagrado, justo antes de llegar a Cuzco, aunque las nubes no nos dejaron contemplar el espectáculo. Así que con las primeras emociones del viaje a flor de piel, aterrizamos en Cuzco. Como estaba pactado con el Hotel Pachán, nuestra nueva residencia, el dueño del hotel, José Mellado, vino a buscarnos al aeropuerto.

Escogimos este Hotel, porque conseguir entradas a Machu Pichu fue una odisea. Ir a Perú y no ver Machu Pichu es casi un delito. Y visitar Machu Pichu, tiene su proceso. Las entradas se conguen por 3 vías: Puedes comprarla en las oficinas en Cuzco, las puedes comprar via agencia de viajes o a través de internet en esta página  http://www.machupicchu.gob.pe/.La lógica dice que, al estar el aforo limitado, la compres a través de internet desde tu casa, pero, la pasarela de pago de Visa Perú, da fallos. Así que quedan dos opciones; arriesgarte a ir a las oficinas de Cuzco y comprarlas al llegar a Perú o bien comprarlas a través de agencia. Si no llevas el viaje cronometrado y te da igual ir un dia que otro, merece la pena hacer cola en Cuzco, ya que el precio es más barato y con carné de estudiante, sale a mitad de precio. Nosotros ibamos con el tiempo justo y no podíamos arriesgarnos a quedarnos sin entradas, así que optamos por buscar una agencia, que resultó ser nuestro propio hotel, que nos consiguieron las entradas, con una comisión bastante menor de lo que suelen cobrar las agencias. Además, el hotel era económico, limpio y agradable, por lo que puedo recomendarlo si viajas en clase "low-cost", http://www.hotelpachan.com/ .

Llegamos al hotel. José, nos va indicando algunos trucos sobre Cuzco... donde come, qué comer, que visitar, etc. Vamos al hotel y dejamos las pesadas mochilas. Apetece ducharse y cambiarse de ropa. Nosotros además, pedimos al hotel un médico, ya que Toni el día de antes se había hecho un pequeño esguince en el tobillo y si ibamos a pasar el dia entero callejeando por Cuzco, necesitábamos que se lo mirara. El médico vino rápido y vendó el tornillo por precaución. Nos suministró voltarén para la hinchazón y además, no nos cobró nada, ya que dijo que se entendería él con nuestro seguro. Se despidió y prometió volver a la noche para asegurarse de que todo estaba en orden.

Mate de Coca
Duchados y cambiados, con el tobillo "reparado" y con el primer mate de coca, cortesía del hotel en el cuerpo, estabamos listos a conquistar Cuzco. Preferimos subir primero al pintoresco barrio de San Blas, para ir bajando poco a poco al Centro histórico. Pisar la calle y empezar a llover fue todo uno. Igual que nos pasó en Rumanía el año pasado o en Bélgica este mismo invierno. Se ve que es ya un ritual empezar el viaje con una tromba de agua. Aún así no nos amilanamos y subimos las calles, cada vez más estrechas y angostas que te llevan a San Blas.
Cuzco nos recibe con lluvia

Calles de Cuzco
El trayecto está salpicado de callejuelas en las que las casas coloniales se erigen sobre las ruinas de la antigua ciudad inca. Impresiona ver como los incas construían sus edificios tallando la piedra y encajando una sobre otra como piezas de puzzle, así que el paseo es bonito. Las angostas callejas, nos dejan en la Plaza de San Blas, no sin antes pasar la prueba de subir la Cuesta de San Blas sin habernos aclimatado a la altura... Efectivamente, lo del mal de altura no es ninguna chorrada. Aqui subir una escalera o calle empinada cuesta el doble o el triple que en tu casa.



La Plaza de San Blas es una pintoresca plaza en la que reina la Iglesia del mismo nombre, a la que la flanquean numerosas tiendas de artesanía. Cada puesto está especializado en algún tipo de artesanía, aunque cada vez se ven más tiendas de souvenirs y menos tiendas artesanas. Votamos entrar a la Iglesia, a la que nos cobraban por entrar. Pensamos que tal vez mejor entrara uno, hiciera las fotos y el resto esperaba, a no ser que mereciera la pena. Pago la entrada a mitad de precio, gracias al carnet ISIC. Entro y me informan de que no se pueden hacer fotos... pero dispongo de un guia para mi solo (soy el único visitante) que me tiene más de media hora. Lo mejor, sin duda, las vistas desde el campanario, aunque bien es cierto que el púlpito de madera es uno de los más espectaculares de todo el continente americano.

Plaza de San Blas
Piedra de los doce ángulos
Termina mi visita guiada. Toni, Marta y Roger se preguntan como he tardado tanto. Les explico lo ocurrido. Continuamos callejeando hasta el mirador de San Blas, desde donde hay unas espectaculares vistas de la ciudad, aunque está empezando a anochecer y cada vez hay menos luz. De camino al mirador un chico local, se paró a ofrecernos "porro", cuando le preguntamos por el mirador. Tras las fotos, bajamos del barrio de San Blas hacia la Plaza de Armas, pasando por la famosa calle Hatun Rumiyuq, donde está la famosa piedra de los doce ángulos, la más fotografiada de Perú. Esta piedra se ha hecho famosa por ser la mejor muestra de la arquitectura inca. Piedras talladas y encajadas de forma magistral que ha resistido durante siglos en una de las zonas con la actividad sísmica más alta del mundo.

Panorámica de Cuzco

Botas en una tienda de artesanía
La calle Hatun Rumiyuq desemboca en la Plaza de Armas de Cuzco. Como es natural, toda la zona está rodeada de tiendas de souvenirs, agencias de viaje y toda clase de comercios. Como curiosidad, en una de ellas nos pudimos hacer de unas chaquetas North Face por menos de 50€ al cambio... imagino que serían North Face de las que encuentras en ebay made in China, pero la calidad se veía tremendamente buena. En la Plaza de Armas, lo normal es que se te acerquen a venderte cualquier cosa, boligrafos, cuadros, llaveros, pulseras... Unos pocos policias lidian con los vendedores ambulantes, pero estos últimos ganan por goleada.
Plaza de Armas

La Plaza de Armas es espectacular. Está presidida por la espectacular Catedral a un lado y la Iglesia de la Compañía de Jesús al otro. El resto escompletamente rodeada de pórticos, que recuerdan el estilo renacentista típicamente castellano. En el centro de la Plaza, se erige la polémica estatua del Inca Pachacuteq. La polémica existe porque la estatua fue un regalo del gobierno francés, que se entretuvo en hacer una estatua de un guerrero maya, en lugar de un guerrero inca. El Alcalde de Cuzco, decidió derribarla por considerarla un insulto y levantar el monumento a Pachacuteq, pero claro, ahora los vecinos están divididos entre los que quieren la estatua original y los que creen que se debe conservar a Pachacuteq.

Pachacuteq te da la bienvenida a Cuzco

Tras hacer las fotos de rigor, regresamos al hotel. Más que nada, para abrigarnos, porque ha refrescado bastante.  Tras pasar por el hotel, nos vamos a cenar algo, justo al lado del hotel, en un restaurante de barrio, donde nos atienden con amabilidad y buen servicio, además de una comida local bastante rica. Pedimos una cerveza cuzqueña, de tamaño pequeño... y nos dan una botella de 620ml... me gustaría saber como es la grande...

¿Que cenamos?

Tras cenar, quedamos un rato charlando hasta que el sueño comienza a decirnos, que el día ha sido muy, pero que muy largo... Así que volvemos al hotel a descansar. Por la habitación, como había prometido, pasa el médico, comprueba que todo está en orden y nos retiramos a descansar. Mañana, indagaremos el Valle Sagrado.


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